Desde pequeña me ha gustado coleccionar todo tipo de pequeños recuerdos: las pulseras de lana que hacía o me regalaban, las cartas que recibí desde los 10-12 años (ahora el papel y el sobre se han transformado en mails que me resisto a eliminar aunque sean de trabajo), los billetes de avión, las entradas a museos y folletos explicativos de las ciudades visitadas, las obras de teatro disfrutadas, esa pelicula de cine que tanto me gustó...
No sé si se trata de melancolía o los inicios del "síndrome de Diogenes", pero no puedo evitar guardarlo.
Pero no todos los recuerdos pueden almacenarse en una carpeta azul de gomas o una caja de cartón. Algunos se quedan en nuestra memoria aparentemente olvidados y de vez en cuando aparecen y se muestran delante de nosotros: un día en la playa, el juguete favorito de la infancia, un secreto, una mirada, una conversación, una lágrima, una discusión, una sonrisa... Todo esto tambien forma parte de nuestra caja de recuerdos, aunque no podamos tocarlos.
Te propongo un experimento: busca una música tranquila (alguna pieza clásica,la de Forrest Gump o Moonriver comentada en el post anterior serían ideales), cierra los ojos y durante unos cinco minutos trata de hacer un recorrido desde el primer recuerdo del que eres consciente hasta el día actual.
Al principio puede parecer complicado y forzado, pero si te dejas llevar los recuerdos iran fluyendo solos como un río en busca del mar.Ese río eres tú y eres lo que eres por todo lo que has vivido, por tus elecciones o por el destino (aqui cada uno puede tener su opinión). Pero lo que está claro es que al igual que la corriente de un río no hay que mirar hacia atrás buscando otros posibles cauces que no elegimos en su momento.
Ya me contarás el resultado ;-)
2 comentarios:
Vaya rql que cosas mas bonitas dices.
Aunque creo que lo voy a dejar para cuando este en casa, por si me pongo sensible :P y porque aqui no hay quien se concentre :@
Jo rql con este pequeño experimento yo creo que nos quitamos unas cuantas sesiones de psicologo. Deberiamos tener más conciencia de nuestra historia, sin necesidad de caer en el sentimentalismo, porque como bien dices por ello somos quienes somos y como somos. Si nos conocieramos más quizás no tendriamos tantos problemas emocionales ;)
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