domingo, 13 de febrero de 2011

Negro...

Segunda reseña del desafío de los colores, esta vez toca... negro, el color de la oscuridad, del misterio, del miedo... Y para ello que mejor que la reseña del libro Quién anda ahí... de Valdemar.
El libro es una recopilación de relatos de fantasmas aparecidos en la editorial Valdemar. Autores tan consagrados como H.P.Lovecraft, Robert E. Howard, Conan Doyle, Washington Irving, Bram Stoker... en total 20 relatos de fantasmas.
De entre todos los relatos destacaría: La puerta abierta de Margaret Oliphant, donde gracias a la sensibilidad de un niño, un alma en pena puede descansar en paz, La muerte de Halpin Frayser de Bierce, relato inquietante con fantasma asesino, Vigilia en Kropfsberg de Ralph Adams Cram, dos típicos juerguistas que no creen en las leyendas van a vivir una en un castillo incendiado y La chimenea de Henry S. Whitehead, con un fantasma vengativo.
En algunos de estos relatos se podría haber derivado a terror psicológico, pues que son los fantasmas si no meras imaginaciones o reflejos vistos por el rabillo del ojo, como La casa hambrienta de Robert Bloch, donde los fantasmas aparecen en los reflejos, Aparición en el cuadrilátero de Robert E. Howard, curioso relato de boxeo, o La nieve de Hugh Walpole, relato con el típico fantasma de la esposa fallecida.
Me decepcionó un poco el relato de Lovecraft, En la cripta, alguien que se queda encerrado en una cripta puede dar mucho juego, aunque no ha caído en los tópicos.
Los relatos de Stoker y de Claude Vignon, El secreto del oro creciente, y La losa; me recordaron un poco al relato de Poe, El corazón delator, donde la verdadera protagonista es la culpa.
La monja sangrienta de Charles Nodier y La aventura del estudiante alemán de Irving  son predecibles pero tienen un toque de leyenda que me gusta bastante.

Otros como La mano parda de Doyle y Corazones perdidos de M.R.James ya los conocía, pero no por eso no deja de gustarme releerlos.
En definitva un libro recomendable si te gusta el terror de antaño, en los que los relatos se contaban en noches oscuras alrededor de la chimenea.